Por la fecha 25.
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Foto: Prensa GyE. |
En una nueva jornada
de la Primera Nacional, el Lobo,
airoso tras quebrar su maleficio de siete derrotas al hilo en la fecha pasada,
aterrizó en el Coliseo de Mitre y Puccini envalentonado y dispuesto a seguir
sumando. Los locales, hundidos en la clasificación, con la mente puesta en
volver al triunfo luego de trece encuentros que lo condenaron a la zona roja de
la tabla.
El partido empezó con mejor arranque para la visita, que con actitud y buenas intenciones intentó lastimar desde el primer minuto. A los 4' Juan Tévez se comió el gol cuando luego de una entrega elevada de Francisco Maidana, desviada por Facundo Giacopuzzi que descolocó a su arquero Carlos Kletnicki, quedó con el arco a su merced y no pudo definir ni con el pie ni con la cabeza, terminando la pelota en el travesaño y reventada por el central.
Dálmine, con pocas luces y desordenado, con muchos pelotazos e imprecisiones, casi no llegaba a molestar a Alan Sosa. A los 32' pudo abrir el resultado en los pies de Joaquín Molina pero el línea cobró correctamente fuera de juego. Con el transcurrir de los minutos el Lobo bajó la intensidad y con el local, que poco aportaba, el partido perdió fuerza y finalizó su primera mitad sin más golpes de atención.
En el complemento, el Viola salió con mejor postura. A los 2' inauguró el marcador Joaquín Arzura, quien recibió de un pase filtrado y resolvió con holgura ante el golero albiceleste. Fue una cachetada para el cuadro jujeño, que nuevamente intentaba imponer su idea de juego, aunque ya no con la misma entereza.
Encima, para nublar el panorama, apenas pasó el primer grito llegó el segundo. En una pelota parada en favor de Gimnasia, Maidana perdió la bocha y nació el contragolpe de los de Campana, que fueron impiadosos, y con el remate fuerte y al primer palo de Francisco Molina, aumentaron una ventaja exagerada.
Sin creatividad y poca confianza, los visitantes se desmoronaron en el juego, mientras que el combinado de Carlos Pereyra adelantaba tímidamente las líneas buscando ensartar la última daga. Sin embargo, en una acción acelerada de saque de banda que encontró a la defensa rival desconcentrada, Tévez la recibió, se escapó y definió bombeado ante Kletnicki que nada pudo hacer. 2-1 a los 26' y la esperanza renacía.
Lamentablemente el empate fue esquivo, porque a pesar del envión anímico manifestado en la búsqueda por todos lados, la falta de contundencia en los metros finales brilló una vez más. Incluso, el ingresado Santino Forlani pudo cerrar la historia para el local cuando su disparo salió ancho por arriba de Sosa. En el tramo final, la suerte no acompañó a los tiros de Brandán y Diego Nakache, y, sin más emociones, el árbitro cerró el encuentro.
El Lobo cayó ante un rival dócil y se volvió sin nada en lo que debería haber sido un triunfo sin despeinarse ante el último de la tabla, con la valla más vencida y menos goles convertidos. En dos semanas recibirá a Deportivo Maipú, donde deberá barajar y dar de nuevo.