Flojo partido del Lobo.
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Foto: Gastón Contreras y Martina Torres para LNW. |
La noche jujeña era pura ilusión para una nueva presentación del Lobo de Matías Módolo en condición de local. El cambio de horario producto de problemas de traslado en la delegación visitante se agradecía en las tribunas. Además, con el extra del estreno de la nueva indumentaria.
Si bien Gimnasia venía sin perder en estas primeras cuatro fechas, tan solo había conseguido un triunfo (por la mínima y ante un débil Talleres de Escalada), sumado a tres empates, dos sostenidos en la figura de Milton Álvarez. En otras palabras, se estaba en deuda de un triunfo que demuestre el potencial de este equipo para pelear este año.
El comienzo del encuentro no fue nada auspicioso. Planteo desordenado por parte de ambos elencos, que lo único que lograron hacer fue pegarle desde afuera del área. Santiago Briñone probó a Álvarez, Agustín Paz, Francisco Maidana y Hugo Soria tiraron elevado, mientras que Daniel Juárez tanteó a Matías Budiño con un tenue disparo raso. Estas herramientas parecían las únicas válidas por la poca peligrosidad demostrada en las áreas.
En este primer tiempo los pasajes donde Gimnasia se mostraba realmente protagonista fueron casi inexistentes. Los dos hombres encargados de generar, Pajarito Juárez y Francisco Molina brillaron por su ausencia. La pelota no pasaba por la centralidad de Rodrigo Velázquez, mucho menos cerca de Alejandro Quintana.
Para el colmo, aunque tenía menos la pelota, Estudiantes parecía elevar una sensación superior de peligro cuando se acercaba. A los 33' otro remate de Paz, desviado levemente en Maidana, hizo asustar el público local, pero Álvarez la sacó bien al tiro de esquina.
En los últimos minutos de la primera mitad ambos equipos pisaron un poco el acelerador y el mérito de Estudiantes estuvo en saber aprovechar esos caóticos momentos. Es curioso tener que remarcar que este aprovechamiento se dio justamente por el sector derecho de la defensa local, donde Módolo había improvisado al binomio Bruno Palazzo-Fernando Duré por la ausencia por sanción de Nicolás Dematei (Duré pareció más preocupado por darse de a golpes con los delanteros rivales). Fue a los 46' cuando Gonzalo Berterame logró un desborde, centro cruzado por arriba para que la pelota le quede a Franco Cáceres al borde del área. Volea espectacular del centrocampista, quien estaba sin marca. Nada para hacer para Álvarez. 1-0 sorpresivo antes del primer cierre de telón.
El golpe tuvo que asimilarse en el vestuario. Modificaciones obvias, como el ingreso de Santiago Camacho para dotar algo de movilidad al mediocampo, pero no pareció que se cumpliera el objetivo, puesto en los primeros minutos el Pincha fue superior. A los 6' una jugada individual de Jorge Correa fue anulada por Álvarez, mientras que el mismo Milton le sacó a los 15' un cabezazo a Mateo Acosta.
Lo poco que pudo generar el local fue con un regreso esporádico de la vitalidad de Molina y la garra de Maidana, pero esto era claramente insuficiente. La segunda mitad reflejó que fue de esos días en los que nada iba a salir: pases al único lugar donde no correspondían, desbordes que se topaban con una pared imaginaria y un rival que, hay que darle crédito, se ordenó muy bien atrás.
Para apenas resaltar en la ofensiva de Gimnasia estuvo un horroroso disparo de Palazzo a los 17' y una carambola donde Budiño le sacó el gol a Jeremías Perales en el área chica a los 31'. Después, una nada absoluta y frustrante. Sin ninguna posibilidad realista de empate a la vista, incluso habiendo tenido 7 minutos de descuento, llegó el pitazo final.
Todo lo positivo que se había logrado en las primeras fechas estuvo ausente, viéndose elevadas, por el contrario, todas las fallas. Falta de gol y falta de desequilibrio en los metros finales, si quisiera sintetizar. Para no terminar de alarmarse, el Lobo deberá no desesperar y confiar en la mano de Módolo para reactivar a sus muchachos. Zárate parece una buena parada para intentarlo.