El Lobo sostuvo la punta.
Tres victorias al hilo y el Lobo de Matías Módolo iba a por la cuarta. Abriendo la fecha de la Zona B, tenía la oportunidad de asegurar seguir en la cima de la tabla de posiciones por una semana más. Otra vez ante su gente y ante un rival que navega en los últimos puestos, era un chance imperdible.
Pero esto de que Nueva Chicago está en el fondo de la tabla podría parecer algo engañoso, pues el Torito venía mejorando y antes del minuto de juego ya había probado la atención de Milton Álvarez con un tenue remate de Iván Molinas. Sin embargo, esta impronta ofensiva se vio rápidamente opacada por el desorden defensivo que le permitió al local abrir el marcador a los 3'. Circulación por afuera de la pelota por parte de Gimnasia, centro y desvío parcial de Stefano Callegari. Diego López la vuelve a meter al medio y aparece Cristian Menéndez sin marca para empujarla y poner el primero de la tarde.
A pesar de la adversidad, los hombres de ataque de Chicago no aflojaron. Ignacio Rodríguez respondió a los 4' con un disparo potente en el medio del área que se fue elevado. A los 13', menos claro y de más lejos, avisó Juan Ignacio Motroni. Y las más importantes antes de los 15': primero, tras una mala salida de Nicolás Dematei, combinó Tomás Rodríguez con Ignacio y este último remató muy al medio a las manos de Milton; segundo, ahora le quedó directamente a Tomás, quien sacó un derechazo que rechazó el arquero con su humanidad. El golero local ya era una de las figuras.
Gimnasia, a pesar de estar arriba en el marcador, no gozaba de buena salud atrás y adelante carecía de precisión para generar algo más. A los 22' Molinas volvió a probar, sin mejor puntería que sus compañeros pero si en libertad como para insistir en la prueba. Encima, en una jugada que no terminaba de salir del área a los 26', una pelota por el aire le termina cayendo a Emiliano Endrizzi, quien la impactó con la mano. Todo parecía decantarse a favor de la visita, pero tenía que convertir el penal para hacerlo realidad. Se hizo cargo Molinas, remate a su izquierda y Álvarez voló hacia el otro lado... el disparo pasó al lado de la cara externa del palo. Todo seguía igual.
Tras esto el juego se ensució algo. Aun así, incluso sin tanta presión ofensiva, sobre los 40' Milton Álvarez tuvo que volver a estar atento con un remate de Brandon Cortés. Cerca del otra área, los intentos de Gimnasia no tenían profundidad, con poca participación de los habituales generadores como Francisco Molina o Santiago Camacho. Y justamente, Molina, en tiempo de descuento, fue habilitado por Cristian Menéndez en una de las pocas jugadas de riesgo y solo ante el arquero no pudo resolver.
Parecía que era todo en la primera mitad. Sin embargo, a los 47' y tras el tiro de esquina conseguido en la jugada anterior, la pelota le quedó sobre el costado izquierdo a Dematei. El Vikingo se sacó de encima la marca de Emiliano Méndez, avanzó y tiro un centro preciso para un Menéndez que, otra vez en soledad, encajó el segundo tanto. Ya el sexto para el Polaco, quien en este partido como en ningún otro mostró sus cualidades goleadoras, despistando a sus marcadores y apareciendo los instantes justos. Gimnasia con solo dos tiros al arco se iba 2-0 arriba.
El complemento fue otra cosa. Menéndez siguió con su altísimo nivel y tras un intento por arriba del arquero, parecido al de finde pasado solo que sin el mismo resultado, también mandó un centro a la cabeza de Alejandro Quintana, quien conectó muy abajo a los 4' para que su tiro se vaya ondulado por arriba. Un minuto después, el mismo Barba la tuvo en la misma posición, otra vez de cabeza, esta vez no llegando a impactarla bien, aunque acusando una mano de su marcador. A los 13', Menéndez casi logra el triplete, con una voltereta para cerrar el estadio, pero que tapó Facundo Ferrero. Ahora si, el Lobo estaba para comerse al Torito.
Esta vez el giro de tuerca fue al revés. Iban 19' cuando Ignacio Rodríguez se colaba en el área rival y se lo comían entre Diego López y Bruno Palazzo, contacto arriba y abajo para que el delantero caiga y Fabrizio Llobet cobre el segundo penal a favor de Chicago. El mismo Rodríguez se hizo cargo esta vez, fuerte al medio para el descuento.
Como un espejismo del primer tiempo, esta vez Gimnasia a pesar del golpe siguió yendo. Poco después del gol López intentó desde afuera, conteniendo Ferrero. Quintana a los 31' tuvo otra en el centro del área, pero otra vez conectó con infortunio y el disparo no se concretó.
Lamentablemente, en medio de una meseta de juego, llegó un acción muy desafortunada. A los 39' salía Chicago con Stefano Callegari, llegando Jeremías Perales desde atrás. El delantero se tiró a destiempo y derribó como en forma de pinza sobre las piernas del defensor, generando una lesión muy impresionante en el tobillo. Luego, el caos. En medio del shock, Callegari intentó increpar a Perales, queriendo pararse sobre una sola pierna agarrando la camiseta celeste y blanca. El atacante cordobés luego se fue acribillado por el banco visitante y protegido por sus compañeros. Una vez finalizado el partido, Callegari se retiró en ambulancia.
A este estado de las cosas se le sumaría una última jugada destacada. Corrían cinco de los ocho que había añadido Llobet cuando Ramón Villlaba con una media vuelta logró un disparo con destino de gol, salvo que apareció magistralmente Milton, manoteando sobre su lado izquierdo lo que era el empate del cuadro de Mataderos.
Bajo el aliento de su público, se consumieron los últimos segundos y todo fue algarabía. Gimnasia aseguró la punta de la Zona B durante una semana más y, por primera vez en once años, logró cuatro triunfos al hilo. Excelente presente para los de Módolo, quienes tienen con que ilusionarse.