Para ponerse el mote de candidato.
Interesante desafío tenía el Lobo en su visita a Villa Maipú, puesto que se enfrentaba a uno de sus inmediatos perseguidores en la pelea por la cima de la tabla de posiciones. Chacarita Juniors llegaba, además, con el estímulo de que una victoria hubiese significado arrebatarle a su mismo rival este puesto de privilegio.
El inicio del encuentro fue parejo, teniendo Chaca las primeras aproximaciones por medio de un cabezazo desviado de Hernán Rivero y un tiro muy elevado de Santiago Apa. Por su parte, Gimnasia respondió de pelota parada, con un cabezazo de Bruno Palazzo.
Sin embargo, con el correr de los minutos, fueron los conducidos por Matías Módolo los que se fueron asentando mejor en el césped. Con buena circulación de sus volantes, principalmente de Francisco Molina, y un desgaste constante de la dupla Alejandro Quintana-Cristian Menéndez sobre la defensa rival, el Lobo comenzaba a verse superior. A los 15' justamente el Polaco probó con una buena acomodada y un disparo que contuvo Nicolás Avelleneda. La contestación desde el otro lado fue también riesgosa, con un tiro de Tomás Ortíz que luego de algún desvío Milton Álvarez mandó al tiro de esquina.
En los últimos quince minutos Gimnasia pareció pisar el acelerador, teniendo en los pies de Molina un tiro libre que se estrelló en el travesaño a los 30'. El mismo Molina se generó una doble oportunidad, primero tapado y luego por arriba del travesaño, en el minuto 37. También se movió Santiago Camacho, en primera instancia con un disparo sin destino exitoso y luego generando una gran jugada de gol. El volante abrió para Bruno Palazzo, quien centró para Menéndez. El marplatense cedió atrás el mismo Camacho, que fusiló, encontrando la pelota un rebote en Quintana para meterse. Lamentablemente, el juez de línea Maximiliano Del Yesso levantó la bandera por un offside inexistente del Polaco. Con esa bronca, se retiró sabiéndose mejor el cuadro jujeño a los vestuarios.
El complemento, desde un principio, tuvo otro ritmo de juego. La visita no insistió en el ímpetu abrumador que venía teniendo y el trámite se tornó también muy fraccionado. Es que, sin la responsabilidad de la localía, el Lobo se avocó a mantenerse bien ordenado ante un Chacarita que no podría encontrar el protagonismo.
Un marcador de esta situación fueron varias posibles jugadas de riesgo que terminaban anuladas por fuera de juego, ante el posicionamiento mezquino con el espectáculo que ofrecían ambos conjuntos. De todas maneras, nunca se perdió la sensación de que quien decidía cuando jugar o cuando parar, era Gimnasia.
Así fue como el Lobo pudo romper la pasividad recién a los 27'. La pelota quedó por el sector izquierdo tras un cambio de frente de Molina, con Emiliano Endrizzi dejándola para Nicolás Dematei. Centro alto para Quintana, quien entre Federico Andueza y Nicolás Chaves pudo meter la cabeza para desviar en dirección al arco. Avellaneda estaba en cómoda posición para retenerla, pero inexplicablemente la pelota se le deslizó de las manos y terminó colándose lentamente hacia el arco. Un gol, no de otro partido, pero si de otro tiempo, pues lo lógico hubiese sido que el Lobo contara con la ventaja de la que se había hecho merecedor en la primera mitad.
Tibia reacción de los locales ante este cachetazo, pues no pudieron siquiera patear al arco en lo que quedó de acción. Incluso a los 36' Molina, la figura del encuentro, casi reclama su tanto al probar nuevamente a Avelleneda con un tiro libre, esta vez con buena respuesta del golero. Más allá de esto, no hubo nada destacable en el tiempo restante, ya que Gimnasia planchó con inteligencia el juego.
Un triunfo que significó todo un golpe en la mesa de la Zona B: el conjunto albiceleste hizo lo que quiso con su rival y sacó pecho, respaldado por su idea y su funcionamiento, como uno de los equipos a tener en cuenta cuando en la segunda rueda haya mucho más en disputa. Por el momento, y hasta que los mendocinos jueguen su partido pendiente, sigue mirando a todos desde arriba.