19 sept 2025

LOS ENCANTOS Y LOS HORRORES DE COMPETIR

En este fútbol, con este club.
Foto: Gastón y René Contreras.
Si vamos a sufrir, que valga la pena la pelea y no el resultado. Un memorándum sobre la mochila de frustraciones y ilusiones que nos traen hasta acá.

31 de mayo de 2009. Gimnasia perdía 0-1 con Vélez y descendía a la B Nacional tras cuatros años en Primera División. No fui a la cancha y me arrepiento, quizás este texto tendría más significado de haber ido. 15 de marzo de 2010. Bajo una lluvia torrencial en el 23 De Agosto, el Lobo vencía a San Martín de San Juan por 3-2, sobre la hora con gol de Iuvalé. Primera vez desde el descenso que se encendía la mecha de la ilusión de un posible regreso.

La oscilación entre dos puntos, el más bajo y el primero que va hacía arriba, significa todo. Hoy, a un Gimnasia en la tercera colocación a tres fechas del fin de la fase regular, esta diferencia lo encuentra lleno de dudas. La caída en Mataderos no dejó definiciones huérfanas y el saber hacia que punto se encamina el equipo de Matías Módolo se hizo incierto. ¿Final?, ¿reducido?, ¿o incluso un desenlace más tragicómico? Lo cierto, es que no importa.

Junio de 2011. Gimnasia empataba un partido increíble con Rosario Central y veía aniquiladas sus chances matemáticas de jugar la Promoción, aquella misma que jugaría Belgrano con River. Una semana después perdía por 0-6 en su visita a Atlético De Rafaela, el flamante campeón. Yo no podía hacer otra cosa que reírme frente al televisor. Ahí descubría que realmente era un hincha digno de este club. 1 de abril de 2012. Gimnasia ganaba por la mínima y sobre el final su encuentro ante Desamparados, cabezazo de Sebastián Díaz para uno de los goles más gritados de la década pasada. Se sacaba de encima así una racha de 19 encuentros sin victorias. La última había sido ochos meses antes, 2-0 sobre Defensa y Justicia, para quedar como puntero absoluto del certamen.

Lo que verdaderamente importa es la pelea. El conjunto jujeño no llegaba a instancias decisivas, entiéndanse las últimas cinco fechas de una temporada, con la chance latente de ser el mejor, el campeón, desde hace 20 años. Que los dolores de cabeza y las caras largas, con las que tuvimos que presentarnos a trabajar o estudiar estas últimas semanas, tengan su origen en alejarse de una meta así de ambiciosa, quizás no sea tan malo. Es el encanto de competir por el premio máximo.

2014. Oh, 2014. ¿Cómo había dicho? La oscilación entre dos puntos. Ese año reflejaba esas palabras como ningún otro. El milagro, la salvación, el gol de Callejo, las lágrimas, el hincha, el corazón, todo cuando estábamos a nada de nuestro punto más bajo. La caída, la decepción, la atajada del Oso Sánchez, más lágrimas, las suspicacias, el corazón roto, todo a nada del punto más alto. Todo en el trayecto de seis meses. Diego, Seba, estaban ahí. ¿Se acuerdan? Cuéntenles.

El mérito es casi todo suyo, lo dicen las estadísticas. El tercer técnico con mejor efectividad en la historia del Lobo, el proceso más esperanzador que vio el fútbol provincial en última década. ¿Qué le deparara el destino? Solo Dios sabe, pero aquí y ahora, en estas semanas, Módolo puede coronar este año y medio de mandato haciendo prevalecer el rasgo que solo el le pudo devolver al club: ser un animal competitivo.

Para ello cuenta con un guardián que volvió loca a la estadística de vallas invictas, digno de un equipo campeón. Milton Álvarez revolucionó su puesto y es responsable en gran parte del margen de puntos que nos mantiene en carrera. Que lastima sería, en un futuro, mirar atrás y pensar que ni con el mejor de la categoría dimos batalla. Porque cuando se cuenta con la bendición de un salvador, es obligatorio acompañar en procesión.

8 de julio de 2015, Sebastián Méndez dirigía su último encuentro antes de renunciar por amenazas. Un equipo que marchaba 4º, terminaba a fin de año no clasificando ni al Reducido. Recuerdo haber hecho una lista mental de periodistas que habían bastardeado al entrenador, por suerte nunca me di el gusto de divulgarla. 18 de abril de 2016, una neblina inmensa cubría el 23 para el duelo entre el puntero, Talleres, y su perseguidor, Gimnasia, liderado por Agustín Sufi, la joven promesa. No se supo entonces, pero tras que le remonten el resultado con un 1-2, el Lobo perdía más que tres puntos, perdía su última chance de pelear el ascenso. El único ascenso, porque en aquel torneo corto donde la dirigencia conformó uno de los mejores planteles en tiempos recientes, solo hubo un ascensoCon un más que digno 3º puesto, a Gimnasia le tocaba nada. La promesa de Sufi también quedó en la nada.

En esta pelea, la virtud principal viene siendo la firmeza defensiva. Si no hay ninguna anomalía estadística, el certamen terminará como aquel de temporada completa y de más de 30 fechas en que menos goles se recibió en toda la historia profesional del club. La experiencia de Cosaro y de Dematei, la versatilidad de Palazzo y la constancia de Endrizzi, se vieron lastimadas por incidencias esperables. Los números son contundentes y se pecaría de exigente pidiendo más, pues sería como pedirle a un roble que aguante más de dos golpes (o dos goles en tiempo de descuento). Sabés que aguanta. Solo se le puede pedir que siga siendo roble y no tronco, cuando el viento sople aún más fuerte.

25 de marzo de 2018. Contra Ferro, Gimnasia tenía la chance de quedar como puntero a cinco fechas del final. El palo le decía que no a Sanabria. 30 de abril de 2018, Gimnasia y Morón recreaban el meme de Lewandowski y Reus, quedándose ambos afuera del Reducido con un absurdo empate. Las rachas de 14 partidos invicto y 9 sin recibir goles solo servían para desestabilizar el registro estadístico que tan estoicamente pone en práctica esta página cada fin de semana. Para ese entonces yo ya vivía en Córdoba, descubriendo que la distancia no remedia nada.

La contextura firme vista en el mediocampo logró algo históricamente poco visto, una secuencia que sale de memoria. O salía, hasta que al jujeño lo sancionaron por lo más jujeño que pudo hacer, cargar a un salteño. El regreso de Maidana es imperante, porque dentro de las miles de aflicciones a soportar durante esta pelea, una de las más graves sería no ver a un jujeño de titular. Porque en el momento más altivo de este plantel, quien sabe ya hace cuantas fechas, la distribución de Panchito convivió coherentemente con el atrevimiento de Camacho, el empuje de Molina y la entereza de Soria. 18 veces salieron juntos a la cancha y solo una de esas veces perdimos.

16 de marzo de 2020. Un día después de una derrota en Quilmes por 2-1, que nos dejaba en zona de descenso a nueve fechas del final, cierta pandemia obligaba al cese de las competencias oficiales. Ese maldito virus por lo menos nos tiraba un centro. En contraparte arruinaba la vida de miles de personas, no creo que le debamos nada. 7 de noviembre de 2021, victoria sufrida ante San Telmo para mantener las posibilidades de meterse en el Reducido. Poco duró la alegría, resultados ajenos dejaban pulverizadas las ilusiones los días siguientes. El último gran goleador se iba, como demanda el mercado de fútbol actual.

Nunca necesitamos al goleador del torneo. O quizás eso es lo que nos queremos decir por nunca haberlo tenido, no lo sé. A veces una historia de redención, como la de Menéndez, puede vender más que la de una superestrella que te salve cada vez. Es innegable, además, el miedo que evoca en todos los rivales el porte de Quintana. Se dijo en cada cancha que se visitó, como la historia de un gigante que deja su marca donde pasa. Otra buena historia es la de las estrellas fugaces, que en su paso único y breve por un lugar dejan su estela. Casa y Fernández venían siendo buenos prospectos para ese formato. Sin embargo, toda buena historia necesita en desenlace emocionante: el gol que más gritaste en tu vida puede estar a la vuelta de la esquina, pero alguien tiene que hacerlo muchachos.

15 de octubre de 2023. Con la expulsión de Cazula, la búsqueda de la épica ante Deportivo Riestra para clasificar al Reducido llegaba a su fin. Era, que sepamos, la primera visita de Módolo a Jujuy. 2 de noviembre de 2024. En la Isla Maciel y ya con Módolo de nuestro lado, el Lobo quedaba eliminado del primer Reducido que jugaba en su historia. En mi crónica recuerdo haber fustigado a Menéndez y a Bigo, las caras de esa derrota. Nunca deseé retractarme de algo que dije tanto en esta vida, o por lo menos de la mitad de lo que dije.

Reformulando un poco una frase de historia militar: que mejor muerte que una enfrentando posibilidades aterradoras. Que hagamos todo para seguir compitiendo, y que si nos toca decir basta, que sea con la frente en alto, no como huérfanos del que será, sino como hombres dueños de su destino. Que si no se puede, las lágrimas sean dulces y no amargas, de esas con las que uno puede acurrucarse en paz con su tristeza, no de esas que solo rememoran frustración. Que si se puede, bueno, poco hay que decir sobre lo mucho que significará. Por Jujuy.