10 nov 2025

¿QUÉ CARAJO HAGO CON TODO ESTO?

Post eliminación.
Foto: René Contreras.
En la última crónica de la temporada, repasamos las sensaciones de estas agitadas semanas en el mundo de Gimnasia y Esgrima.

El momento en que Lucas Comesaña decidió no salir a dirigir el segundo tiempo ante Deportivo Madryn quedó para la posteridad. Televisado para todo el país, que reaccionó acordemente al escándalo. Luego de todos los idas y vueltas, a nosotros solo nos queda otra de tantas lecciones y una certeza: los goles de Madryn tienen autores.

COMESAÑA PARA EL PRIMERO

Desde la ridícula primera amarilla a Gustavo Fernández por una falta común, se intuía una tarde para renegar en aquel lejano partido de ida, aunque nadie hubiese imaginado el desenlace. Personalmente nunca fui de sentirme robado con facilidad, pues aplico cierto criterio de prudencia para despejar dudas. De hecho, no vi un penal obvio cuando la pelota dio en Diego Martínez. Pero, así como se puede dar el beneficio a los jueces por cuestiones de perspectiva, puede señalarse que en el terreno de juego no hubo solo dos ojos para ver esa mano. Como no quieren que dude si es posible excusar a Comesaña, más imposible excusar a una persona poco nombrada en este embrollo: el asistente de línea Gonzalo Ferrari.

Cuando el partido se activó parecía que el destino, por fin, nos estaba dando su favor. Por un lado, como a lo largo de todo el año, con Milton Álvarez y algo de suerte cuidando nuestra espalda para mantener el arco en cero. Por otro, con la notable superioridad desplegada por Gimnasia en el juego ante el supuesto mejor equipo de la Zona A.

El gol de Alejandro Quintana quedó registrado en las páginas de nuestra historia como el gol más triste del que se tenga recuerdo. Gritado con alma y vida porque tenía toda la pinta de ser el principio de cosas bonitas. Pero no, al final el destino no estaba de nuestro lado, y este gol fantasma no sirvió para nada. La expulsión de Matías Noble fue un adelanto de lo que vino minutos después, simplemente pisamos el palito. Dos faltas evitables, que también muy pocos árbitros castigarían con dos cartulinas.

Por todo lo sucedido en estos 45 minutos, el primer gol de Deportivo Madryn fue de Comesaña, asistido por Ferrari tras una magistral jugada creada por la persona sin nombre que realiza las designaciones arbitrales.

UN GOL TAPADO POR LA SOSPECHA

¿Qué hay de cierto en las amenazas hacia Comesaña? La única certeza es que el procedimiento disciplinario contra Leandro Meyer y Walter Morales sigue abierto. Sin embargo, una vez divulgado el informe del árbitro, pudieron destacarse ciertas cosas. En primer lugar, la notable bajada de tono en lo que escribió con respecto a lo que dijo. En segundo, la grotesca reconstrucción de un relato por demás desorbitado de detalles (el clima del estadio, los alcanzapelotas, los movimientos de los dirigentes en la cancha) que nunca vino a cuento para desenredar lo que en verdad importaba: lo sucedido en el vestuario.

De todas maneras, hablando desde el presente y ante la falta de claridad comunicacional desde la cúpula, pocas dudas hay de que hubo gente que estuvo donde no debía estar. Al igual que Noble, nuestros dirigentes pisaron el palito. Dieron la excusa perfecta para que las manos del hombre detrás de la cortina se ciernan alrededor de nuestro cuello. Sí, capaz que en el segundo tiempo Madryn metía un gol de penal y otro en offisde, pero un hipotético negativo nunca le gana a un evidente positivo: estábamos ganando la p... m......

El segundo gol de Madryn fue, para nuestra verguenza, en contra.

EL APARATO COLECTIVO PARA EL TERCERO

La indignación fue general, la reacción ni siquiera particular. No hay margen de acción para nada más que esperar o aprovechar. En el estado actual de las cosas en el fútbol argentino da para culpar a todos, desde Messi hasta un utilero de la Primera C, que es lo mismo que no culpar a nadie.

El Tribunal de Disciplina nos tuvo menos consideración que a un trapo de piso, pidiendo plazos y descargos cuando terminó siendo evidente que el gancho reglamentario para decretar nuestra destrucción estaba desde un principio. Admiración hacia los hinchas que pusieron la voz en alto en Buenos Aires, quienes representaron el único acto de honorabilidad en este gigantesco circo.

Todo está contaminado. Arriba, no hay dinamismo democrático. ¿Los árbitros? Si responden, es solo a nivel interno con sus amos o patrones. ¿Nuestros dirigentes? Bueno, quedan en la posición más incómoda para jugar, a la cabeza de un club atravesado con más de una década de frustraciones. ¿El plantel? Estoicamente en silencio, aunque en ese estoicismo también se pueda dilucidar la resignación y el costumbrismo. ¿O acaso no está el equipo lleno de exs Deportivo Riestra?.

¿Los medios? No hay Caruso Lombardi que tape lo obvio, que la prensa no tiene maniobrabilidad crítica más que los gritos, gritos en su mayoría desaforados, desmedidos y hasta a veces injustificados. Por ejemplo, en la previa del partido que inició nuestra desgracia, aquel en Mendoza, se armó un espectáculo alrededor del arbitraje. Sin embargo, cuando perdimos debiendo haber jugado por lo menos media hora con un jugador demás, silencio.

¿Y nosotros? Yo ya pagué la cuota de este mes, a ver si alcanza para comprar a Camacho. El que realmente no quiera seguir siendo parte ya se tendría que haber bajado.

El tercer gol de Madryn lo marcó el fútbol argentino.

UNA ANÉCTODA SIN GRACIA

El partido disputado en la Patagonia fue una lágrima. Matías Módolo, en colaboración con una ilusión general propia del auto engaño masivo, pregonó un planteo que no fue tal para cerrar esta temporada. Luis Silba marcó el cuarto gol para desmoronar cualquier atisbo de fantasía.

Gimnasia 0 (Quintana (?) Madryn 4 (Comesaña, Meyer EC, AFA, Silba)

LA FORMA DE LAS COSAS POR VENIR

Con el 0-4 resuelto, vino más turbulencia. Los cuestionamientos contra la dirigencia no tardaron en llegar, aunque como suele pasar no llevan ninguna firma. Por ahora, Meyer presentó su renuncia y es el que paga todos los platos rotos.

Adiós para Módolo, el DT más importante de la última década, pero quien al fin y al cabo se va sin lograr el objetivo. Por su parte, el plantel más sólido en mucho tiempo también parece tener fecha de caducidad próxima. ¿Será mezclar y dar de nuevo? ¿O se podrá mantener el proceso próximo a ser comandado por Hernán Pellerano?.

Entonces, ¿qué carajo hago con todo esto? Seguir. Si este último mes fue lo más parecido al verde paisaje del infierno, solo queda mirar el paisaje y seguir. Porque aunque cada final duela, más o menos en cada uno de estos 16 años, para los que vivimos por Gimnasia siempre habrá la posibilidad de que el año que viene, por fin sea el bueno.